Un humedal es una zona de la superficie terrestre que está temporal o permanentemente inundada, regulada por factores climáticos y en constante interrelación con los seres vivos que la habitan.
En la Provincia de Buenos Aires existen humedales como la Laguna de Chascomús, la albúfera Mar Chiquita, la reserva natural Otamendi en Campana, el estuario de Bahía Blanca y la Bahía Samborombón que abarca el este de los Partidos de Magdalena, Chascomús, Castelli, Tordillo, General Lavalle y Urbano de la Costa.
¡Los invitamos a conocer las características y la importancia de los humedales!
La Convención de Ramsar sobre los Humedales (tratado intergubernamental, que data de 1971, cuyo objetivo es la conservación y el uso racional de los humedales), define este tipo de ecosistemas como “Extensiones de marismas, pantanos y turberas, o superficies cubiertas de agua, sean estas de régimen natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas o corrientes, dulces, salobres o saladas, incluidas las extensiones de agua marina cuya profundidad en marea baja no exceda de seis metros”.
Existen humedales en todos los países. Desafortunadamente muchos de ellos han desaparecido o están en proceso de desaparecer, por factores como el crecimiento de los centros urbanos, la contaminación, el cambio de uso de suelo.
Los humedales son considerados ecosistemas de gran importancia. Figuran entre los más productivos de la tierra y son fuentes de diversidad biológica, pues aportan el agua y la productividad primaria de la que muchas especies vegetales y animales dependen para su supervivencia. Tienen elevadas concentraciones de aves, mamíferos, reptiles, anfibios, peces e invertebrados. Capturan, almacenan y retardan el movimiento del agua que los atraviesa, reduciendo así la probabilidad de que ocurran inundaciones aguas abajo. Al mismo tiempo, las plantas que ahí se encuentran contribuyen a separar los sedimentos y absorben los nutrientes y algunas sustancias químicas que se encuentran en el agua, mejorando así su calidad. Los humedales son asimismo importantes lugares de almacenamiento de material genético vegetal. El arroz, por ejemplo, una planta común de los humedales, es el alimento básico de más de la mitad de la humanidad.
La conservación y restauración de los humedales resulta de gran importancia. Un tema que frecuentemente se aborda es el del método que se emplea para determinar si el suelo de un área justifica o no el nombre de “humedal”.
La clasificación del suelo proporciona valiosa información al designar humedales, y el color es una clave de primera importancia en la clasificación de los suelos.
Los suelos de los humedales están saturados, inundados o cubiertos por una capa poco profunda de agua. Permanecen húmedos mucho tiempo, por lo que las capas superiores están privadas de oxígeno, es decir, son anaerobias. Con el paso del tiempo, esta carencia de oxígeno produce reacciones químicas que cambian su color, así como otras de sus características, tales como textura, contenido orgánico, etcétera. Incluso cuando no hay agua, el color del suelo puede emplearse para identificar si un área es un humedal. Al interpretar los datos de estos suelos, los científicos pueden obtener bastante información sobre la duración y frecuencia de las condiciones de humedad. Los suelos de los humedales se clasifican en dos tipos principales, orgánico y mineral.
El orgánico húmedo tiene el aspecto de mantillo negro, o de turba de color pardo oscuro o negro. Las plantas y animales en descomposición contribuyen al color del suelo orgánico. En los ecosistemas anaerobios, inundados, la materia orgánica tiende a acumularse y no a descomponerse (como lo harían en entornos aereados).
Los suelos que carecen de materia orgánica se clasifican como minerales, y están compuestos comúnmente de arena, cieno y arcilla. Los suelos minerales del humedal pueden ser veteados o de color claro. Los suelos claros poseen un rango que va del gris neutro al verdoso o gris azulado, dependiendo del grado de saturación. Los suelos veteados o moteados son grises, con manchas de color café, naranja, rojo o amarillo, como consecuencia de haber estado húmedos y secos forma alterna. Cuando el oxígeno se mezcla con el hierro, el agua y otros componentes del suelo, el mencionado metal se oxida da origen a estas manchas de y color. Los suelos que contienen manganeso pueden desarrollar un moteado negro cuando están inundados.
Los científicos que se dedican al estudio de los humedales emplean un complicado conjunto de gráficas de colores, que aparecen en las “Tablas de colores de suelos de Munsell” y con el que se identifican estos suelos.
Las gráficas clasifican los suelos en distintos tipos, con base en color, claridad u oscuridad, y con el grado de mezcla de los colores. Además del color, la textura y el grado de humedad del suelo junto con otras cualidades como el olor y la presencia o ausencia de materia viva, proporcionan indicios para esta clasificación.
Varias capas de suelo, en una misma perforación, pueden mostrar diferencias notables en color, textura y olor provocadas por presencia de agua, el suelo madre, condiciones aerobias o anaerobia y así sucesivamente.